domingo, 6 de marzo de 2011

Mi utopía.


Mi mundo utópico es un mundo difícil de conseguir. Lo primero sería un cambio de valores. Se le da demasiado importancia al dinero, y la codicia y el poder corrompe a los hombres. En mi utopía el dinero sería algo secundario, la gente sería generosa y nos ayudaríamos entre todos. No seríamos caprichosos ni egocéntricos y no habría propiedad privada. Todo sería de todos. No habría poderes. Tendríamos lo necesario para vivir, y si una persona no lo tiene, le ayudaríamos y compartiríamos, porque todo sería de todos. No habría crímenes ni injusticias, porque el valor de la vida y de la paz serían unos valores universales que todos compartiríamos.
No habría guerras ni odio. La gente no discriminaría ni existiría la intolerancia, ni por sexo ni por raza ni por religión. Todos seríamos exactamente iguales ante la justicia, pero esta no sería un sistema de leyes que si no las cumples tienes un castigo. Sería simplemente un sistema de educación que recoge nuestros derechos, y no habría castigos porque la gente como ya he dicho no cometería crimenes ni haría el mal.
El amor sería también un valor muy importante y sería totalmente libre. La gente se enamoraría de quien quisiese, sean de diferente raza, sexo, edad, etc; y sería totalmente aceptado por la sociedad.
Mi mundo utópico sería como propone la filosofía de Rousseau, el hombre es bueno por naturaleza, excepto que aquí la sociedad no lo corrompe, si no que le ayuda a que ese bien y virtudes que tiene por naturaleza salga a luz.
Ya sé que es un mundo demasiado poco realista y es algo que no puede ser en su totalidad, pero quizás podamos intentarlo y cada día hacer pequeños gestos de generosidad y seguir nuestra vida según estos valores. Así podemos enseñarles a nuestros hijos, a las generaciones futuras, el respeto y la paz, y que así el mundo cambie, y quizás pueda ser parecido a este. ¿Todo es posible, no?

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