martes, 3 de mayo de 2011

La noticia de todos los informativos. Bin Laden ha muerto.


Ayer sólo hubo un tema de conversación en todos los rincones del planeta, la muerte de Osama Bin Laden. En todo el planeta, especialmente en Estados Unidos, se celebra la muerte del líder del grupo terrorista de Al Qaeda. Millones de banderas americanas se alzaron en la zona cero con el grito de: "Bin Laden ha muerto, por fin justicia". Una muestra más, de que el dolor del mayor atentado terrorista de nuestro tiempo el 11 de Septiembre de 2001, aún es una herida abierta en los corazones de todas las personas, y sobretodo, de los familiares de las víctimas. Como todo el mundo conoce la noticia no voy a pararme en explicar lo que ha ocurrido y como. A mi la muerte de Bin Laden no me produce ningún dilema moral si soy sincera, aunque esté mal decirlo, ya que se trata de la muerte de un ser humano. Pero lo que me disgusta de esta situación es la forma en la que se llevo a cabo la operación. Me parece brutal, e incluso terrorista, como las fuerzas armadas de EE.UU entraron en su refugio y aniquilaron tanto a él como a su familia. Personalmente, tacho la acción de terrorista.
También queda la polémica sobre si esto ha ocurrido realmente, ya que el cadáver quedó en posesión de EE.UU, y todavía no han dado pruebas sobre la existencia de dicho cuerpo. Según los medios de comunicación fue arrojado al mar y por tanto, no tuvo la sepultura típica de dicho país.
En ningún momento defiendo ni justifico ninguna de las acciones del jefe terrorista, ni como ya he dicho, no me presenta ningún dilema moral su muerte. Lo que realmente me preocupa, incluso me da miedo, es saber que un país como EE.UU tiene el suficiente poder como para llevar acabo este tipo de operación, sin consultarlo con ninguna fuerza internacional, llevándolo en secreto y guiándose solo por su criterio y por su juicio. ¿Quiénes son ellos para decidir el valor de la vida de una persona, incluso aunque sea el terrorista más cruel del siglo XXI? Muy diferente fue las medidas que se tomaron en 2006 con Sadam Husein, quién fue capturado y tras un juicio, condenado a pena de muerte. No apoyo la pena de muerte, la vida de nadie vale más que otra, ni podemos decir cuanto. Aunque esto presenta un debate, ya que se tratan de monstruos culpables de la muerte de miles de personas. ¿Dónde está la línea? ¿Quién decide? ¿Podemos permitirle a EE.UU este tipo de acciones, este poder, y que sigan jugando a ser dioses?

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