Esta cadena de producción no sólo afecta a las personas, como ya hemos dicho. Otro gran problema es la contaminación que produce. Miles de áreas naturales del planeta están siendo destruidas, y la atmósfera está cada vez más perjudicada. Todo esto provoca el conocido ya efecto invernadero, y afecta a nuestra salud y al del planeta.
Después de saber todo lo que está afectando la cadena de producción de nuestras cosas, es normal que nos enfademos. Aunque pensemos que no, se puede hacer algo, si cambiamos el sistema de como funcionan las cosas, sistema que nosotros mismos creamos hace mucho tiempo y que se ha convertido en la base de nuestra economía, y de nuestras vidas.
Parece difícil, pero podemos empezar haciendo cosas más pequeñas: reciclando, comprando cosas cuando las necesitemos, y que estén hechas de materiales ecológicos.
Tendríamos que reflexionar sobre lo que afecta también a la sociedad: acentuando las diferencias entre las personas. Las personas consumistas se sienten desgraciadas cuando no pueden comprar el objeto o la experiencia deseados, pero cuando lo consiguen se sienten igualmente insatisfechas y defraudadas.
Tenemos que pararnos a pensar sobre si esto vale la pena, el consumismo no es un modo adecuado ni inteligente de lograr la felicidad. Es injusto, insolidario y deshumanizador tanto respecto a esa parte de la humanidad que no tiene acceso a bienes y servicios como con respecto a las generaciones futuras, que se encontraran con una naturaleza agotada y contaminada por las ansias consumistas de sus predecesores.
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